LA TRAGEDIA ECONÓMICA DE MILEI: IMPORTACIONES RÉCORD, EMPRESAS QUE CIERRAN Y TRABAJO EN CAÍDA

Con un mercado interno devastado por la recesión y una apertura comercial que favorece a productos del exterior, Argentina atraviesa una crisis que golpea de lleno a la producción nacional y al empleo. Las cifras del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que dirige Hernán Letcher, exponen un escenario alarmante: más importaciones de bienes de consumo que nunca y una sangría de empresas y puestos laborales desde la asunción de Javier Milei.


La economía argentina vive una paradoja que se traduce en angustia para miles de familias: mientras el consumo se derrumba, las importaciones de productos terminados baten récords históricos. Según un reciente informe del CEPA, entre enero y septiembre de 2025 ingresaron al país USD 8.376 millones en bienes de consumo, el mayor nivel desde 2004 y 25,3% por encima del récord previo de 2018.

En septiembre solo, las compras al exterior alcanzaron USD 1.157 millones, y ya representan el 14,6% del total de importaciones, 4,1 puntos más que en el mismo período de 2023. Un salto que no responde a una economía en expansión sino a la sustitución del producto nacional por mercancía importada, empujada por la apertura comercial del Gobierno.

El dato inquietante es quiénes se están beneficiando: 9.235 nuevas empresas importadoras se sumaron en nueve meses —un 70% más que en 2023— mientras miles de pymes industriales frenan su producción o cierran sus puertas.

Los ganadores: el negocio de traer productos de afuera

El informe de CEPA muestra que sectores tradicionalmente productivos se están transformando en meras plataformas de importación.
En “Electrodomésticos, baterías y lámparas” hubo 1.069 nuevas firmas importadoras (+106%). La empresa que lidera el ranking es PILISAR S.A., representante de Bosch, con el 14% del total importado y un crecimiento de 395% respecto de 2023. La siguen VISUAR (+566%) y gigantes como Frávega y Whirlpool.

En “Prendas de vestir” —un rubro históricamente generador de empleo local femenino— se sumaron 1.391 nuevos importadores (+152%). Encabeza TAC Argentina (Zara), con un aumento del 141% en sus compras externas, seguida por Adidas (+304%) y Puma (+113%).

Hasta en el rubro alimenticio, símbolo de la producción nacional, el negocio se dolariza afuera: Nestlé concentra el 7% de las importaciones del sector y creció 21% frente a 2023.

Los perdedores: pymes que cierran y trabajadores en la calle

En paralelo al boom importador, la estructura productiva local se desangra. Otro informe de CEPA, basado en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, marca que entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 cerraron 19.164 empleadores —casi 30 por día—.

El impacto laboral es brutal: se destruyeron 276.624 puestos de trabajo registrados en menos de dos años, es decir, más de 432 empleos formales perdidos por día.

La llamada “libertad de mercado” está dejando un tendal de persianas bajas, talleres apagados y familias sin ingresos. El ajuste se siente en la calle: ventas que se desploman, góndolas con productos importados que pocos pueden pagar y un consumo que se achica al ritmo de la caída del salario real.

Una economía sin colchón

El Gobierno insiste en que la apertura al mundo es el camino para modernizar la economía. Pero mientras las grandes multinacionales amplían su participación en el mercado doméstico, industrias pequeñas y medianas —el corazón del empleo argentino— no encuentran oxígeno para sobrevivir.

La “motosierra” que se anunció como una poda del Estado parece haber terminado serruchando el piso productivo del país. Argentina asiste así a una tragedia económica anunciada: más importaciones, menos trabajo y menos empresas.

Las estadísticas no son frías: detrás hay historias de trabajadores despedidos, de pymes que bajan la persiana y de una industria nacional que vuelve a perder terreno. El país se vuelve cada vez más importador y menos productor. Y mientras las góndolas se llenan de marcas extranjeras, miles de argentinos se quedan sin futuro.