En un contexto económico adverso, con salarios congelados por debajo de la inflación y una fuerte presión del Gobierno nacional para imponer un techo a las paritarias, los trabajadores aceiteros lograron un acuerdo histórico que los posiciona como caso testigo para el resto de las actividades sindicales del país.
La Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (FTCIODyARA), junto al Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA), alcanzaron este jueves en Rosario un nuevo acuerdo paritario con las cámaras patronales CIARA, CIAVEC y CARBIO que establece un salario básico inicial de $1.770.174 a partir del 1° de abril, con subas progresivas que lo llevan a $1.875.186 en julio de 2025.
El incremento no es menor: 13,3% en abril, 15,3% en mayo, 17,3% en junio y un 20% en julio, muy por encima del promedio de inflación mensual proyectado. Además, los trabajadores percibirán un pago retroactivo de $500.000 en la categoría inicial y de hasta $648.918 en las más altas.
“Este nuevo logro se consiguió en las condiciones más hostiles en las que nos ha tocado negociar desde que comenzamos con la política gremial del Salario Mínimo, Vital y Móvil”, señala el comunicado difundido por las organizaciones gremiales, que sostienen su reclamo en la letra del artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
La paritaria aceitera, tradicionalmente una de las más combativas del país, volvió a marcar el pulso del movimiento obrero. En un clima político hostil, en el que el presidente Javier Milei y su ministro de Economía Luis Caputo han cercenado derechos laborales, recortado salarios y empujado a miles de familias a la pobreza, los aceiteros no solo defendieron sino que impusieron su reclamo.
El conflicto se tensó al punto de motivar la convocatoria a una Huelga Nacional Aceitera el pasado 11 de marzo, que fue rápidamente desactivada por el Gobierno con una conciliación obligatoria. El ultimátum vencía por estos días y, ante la posibilidad de una nueva medida de fuerza, las patronales decidieron cerrar el acuerdo.
La revisión del convenio quedó pautada para septiembre de 2025, aunque podrá adelantarse si la coyuntura económica así lo exige.
La victoria paritaria no es sólo un logro sectorial. Es también un mensaje claro en medio del ajuste: la organización, la unidad y la conciencia de clase pueden torcer el brazo al poder económico. Mientras la mayoría de los gremios navega con aumentos muy por debajo de la inflación o directamente sin cerrar acuerdos, el gremio aceitero demostró que otra paritaria es posible.
En las palabras del comunicado, resuena una arenga que ya circula en redes y pasillos sindicales: “Viva la unidad obrera, viva la lucha aceitera, viva la clase trabajadora”. Un grito que, en medio del Paro General y la crisis social, podría convertirse en bandera de muchos.