La decisión fue clara y contundente. La Fraternidad, el histórico gremio de los trabajadores ferroviarios, no solo se sumará al paro general convocado por la CGT para este jueves 11 de abril, sino que también ratificó su participación activa en la marcha de los jubilados del miércoles 10. Pero lo que marca la diferencia, y lo que enciende una chispa de esperanza en medio del ajuste brutal que sufre el pueblo argentino, es el gesto político y solidario de garantizar el funcionamiento de los trenes para que la gente pueda manifestarse.

“El día miércoles La Fraternidad va a asegurar los servicios de trenes para que la gente pueda venir a manifestarse y volver a sus hogares con los servicios de trenes funcionando”, explicó en diálogo exclusivo con ELDELEGADO el secretario de prensa del sindicato, Agustín Special. Y agregó: “El jueves vamos a parar 24 horas junto con todos los gremios de la CGT en defensa de los intereses y derechos de todos los trabajadores”.
No es casual la firmeza con la que los ferroviarios plantan bandera. Lo hacen en un contexto donde el gobierno de Javier Milei ha desatado una ofensiva sin precedentes contra el tejido social argentino. Recortes a la obra pública, licuación de salarios, parálisis de las paritarias, abandono de los jubilados, ataque sistemático a las organizaciones gremiales y criminalización de la protesta. El relato libertario, que prometía libertad, se convirtió en una maquinaria de exclusión y disciplinamiento.
Pero ahí están los trabajadores del riel, defendiendo no solo su fuente de empleo y sus condiciones laborales, sino también una concepción de país. “Marchamos por nuestros salarios, por paritarias libres, por el bienestar de nuestros queridos jubilados que tan maltratados están por este gobierno, por la defensa de la industria nacional, sobre todo por nuestros ferrocarriles que es nuestra industria”, sentenció Special.
El gesto no es menor. Garantizar el servicio de trenes el miércoles para facilitar la movilización es poner los recursos del Estado —tantas veces despreciados por el discurso liberal— al servicio del pueblo, no del mercado. Es un acto profundamente político, una postal de otra Argentina posible, solidaria y organizada.
Porque mientras Milei se jacta de dinamitar lo público, los ferroviarios lo sostienen con dignidad. Mientras el gobierno posterga a los jubilados, los trabajadores los abrazan y marchan a su lado. Y mientras desde Casa Rosada se estigmatiza el derecho a huelga, La Fraternidad lo ejerce con legitimidad histórica.
“No vamos a permitir que se criminalice la huelga ni nuestro derecho a manifestarnos. Los trabajadores queremos una Argentina libre, justa y soberana”, concluyó Special, sintetizando el espíritu de una lucha que está lejos de agotarse.
Este miércoles, los trenes circularán para que el pueblo se movilice. Y el jueves, el país se paraliza porque los trabajadores dicen basta. Porque mientras el gobierno ajusta, la dignidad se organiza.