La Confederación General del Trabajo (CGT) encara el cierre del año con la misión de sostener su unidad interna tras la salida de Pablo Moyano del triunvirato conductor y prepararse para el escenario político de 2025. Entre sus prioridades figuran consolidar la relación con los gobernadores del PJ y garantizar un lugar en la confección de las listas para el próximo año electoral, además de enfrentar el techo salarial impuesto por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.
Pese a la renuncia de Pablo Moyano, en la CGT aseguran que la interna sindical no se resintió. Los dirigentes cercanos al líder de Camioneros mantuvieron sus posiciones en el consejo directivo y la presencia activa de Hugo Moyano, padre del ex triunviro, contribuyó a calmar las aguas. El histórico líder, de 80 años, designó como su reemplazo en el triunvirato a Octavio Argüello, un hombre de su confianza, y continúa participando en las decisiones de la central obrera.
Uno de los principales focos de conflicto es el límite del 1% mensual en los aumentos salariales que busca imponer el Gobierno. Según fuentes sindicales, las negociaciones se ven constantemente entorpecidas por la dilación en la homologación de acuerdos. Camioneros, por ejemplo, pactó subas del 8% en tres meses y un bono de 600 mil pesos, aunque este escenario no está exento de tensiones.
Otro desafío que enfrenta la CGT es el temor a la posible implementación de una reforma sindical promovida por el diputado radical Martín Tetaz y que Javier Milei podría respaldar. Esta propuesta incluye la eliminación de la cuota solidaria y límites a las reelecciones de los secretarios generales, medidas que la central sindical considera inaceptables.
Además de las discusiones gremiales, la CGT intensifica el diálogo con gobernadores peronistas para analizar la coyuntura política y garantizar su influencia en las decisiones del partido. Con Andrés Rodríguez, líder de UPCN, a la cabeza, buscan asegurar espacios en el Congreso para representantes sindicales, aunque están dispuestos a competir en internas si no logran consensos con la dirigencia kirchnerista.
El 2025 se perfila como un año clave para la CGT, tanto en el plano sindical como en el político. Con un escenario interno todavía en construcción y una relación tirante con el Gobierno, la central obrera buscará mantener su peso específico en el mapa político argentino mientras enfrenta la incertidumbre de las reformas que se perfilan en el horizonte.