La Argentina atraviesa un punto crítico donde la política, la economía y lo social se entrelazan en una tormenta perfecta. Así lo revela el último estudio de la consultora Zuban-Córdoba, que refleja con crudeza la caída libre del gobierno de Javier Milei. Con un 60,9% de valoración negativa, el libertario perforó el umbral psicológico que marca el inicio de la decadencia de una gestión.
Desde la derrota en la provincia de Buenos Aires, el oficialismo quedó golpeado en su línea de flotación. El voto castigo por la corrupción y el deterioro económico explica la caída, mientras la sociedad observa con desconfianza un rumbo que no logra estabilizarse. La encuesta es clara: más del 57% exige un cambio político y económico, y un 61% anticipa una derrota oficialista en octubre si el gobierno no rectifica el rumbo.
La crisis ya no es solo un diagnóstico académico: se palpa en las calles y en las urnas. Los intentos del Ejecutivo por recomponer autoridad, a través de improvisadas “mesas” de diálogo, fracasaron en generar confianza. El informe describe al gobierno como un “náufrago que no advierte que el agua le llega al cuello”. La metáfora sintetiza el sentir de una ciudadanía cansada de anuncios estériles frente a la inflación, la inestabilidad cambiaria y los escándalos de corrupción.
El derrumbe de la imagen presidencial es contundente: casi seis de cada diez argentinos tienen una visión negativa de Milei, mientras que su hermana Karina, la figura más poderosa del gabinete, roza el 70% de rechazo. Los audios sobre presuntas coimas en el área de Discapacidad y el rol de los Menem en el esquema de poder terminaron de erosionar la credibilidad libertaria.
En la provincia de Buenos Aires, termómetro del humor político nacional, los números son aún más claros: Fuerza Patria aventaja a La Libertad Avanza por diez puntos (41,8% contra 31,9%). Una diferencia que, de repetirse en octubre, marcaría un golpe letal al oficialismo.
La opinión pública no solo castiga los errores: desconfía de la capacidad de Milei para sostener la cotización del dólar y manejar crisis sociales. El 65,9% cree que el gobierno gestiona mal los conflictos, mientras que el 57,9% considera inviable mantener la actual paridad cambiaria.
Del otro lado, la oposición mantiene un perfil bajo pero expectante. El peronismo y sus aliados eligen administrar con cautela la ventaja, evitando caer en el triunfalismo. La encuesta advierte que, aunque la matemática electoral los favorece, su techo de imagen sigue siendo alto y la sociedad aún arrastra frustraciones con el sistema político en su conjunto.
En ese marco, la conclusión del informe es lapidaria: “Lo peor no pasó”. La crisis no solo golpea al oficialismo, sino que abre un nuevo escenario de incertidumbre en el que la sociedad, fatigada de apostar a liderazgos que se desmoronan, podría optar por caminos más oscuros si no aparece una salida clara.
El declive del gobierno libertario ya no es una percepción: es un dato estadístico. La pregunta que atraviesa a la política argentina es cuánto más resistirá Milei antes de que la espiral descendente lo termine de arrastrar.