Frente a esta realidad, el gesto del sindicato de petroleros de Santa Fe no solo reafirma la importancia de las instituciones gremiales como defensores de los derechos laborales, sino también como agentes clave en la construcción de un tejido social más equitativo.
El comedor Lagarto Juancho es un pilar fundamental para muchas familias de Oliveros. Gracias al esfuerzo conjunto de voluntarios, maestros y psicólogos, este espacio brinda alimento y apoyo emocional a niños y niñas en situación de vulnerabilidad.
“Es invaluable el apoyo del sindicato. Hoy los chicos no solo se llevaron recuerdos felices, sino también la certeza de que hay quienes se preocupan por ellos”, destacó uno de los maestros presentes.
El evento no solo celebró un acto de solidaridad, sino que también envió un mensaje claro: la unidad y el trabajo colectivo son fundamentales para enfrentar los desafíos actuales. En palabras de Rubén Pérez, “el gremio seguirá siendo un espacio de resistencia frente a las adversidades, demostrando que el verdadero poder está en la comunidad organizada”.
La jornada concluyó con risas, abrazos y palabras de agradecimiento. “Gracias a nuestro gremio”, repetían los chicos, reflejando la magnitud del impacto que un gesto como este puede tener en sus vidas.
En tiempos de incertidumbre, el sindicato de petroleros de Santa Fe se posiciona como un ejemplo de solidaridad y compromiso, recordándonos que el trabajo conjunto y la empatía son la base para construir un futuro mejor.