Un estudio del CentroRA de la UBA revela que el 46% de las compras en supermercados se abonan con crédito, una señal clara del deterioro del poder adquisitivo y la necesidad de postergar gastos básicos para llegar a fin de mes. Esta tendencia preocupa en un contexto de inflación creciente y caída del consumo.

Un reciente estudio del Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (CentroRA) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) revela un dato preocupante: el 46% de las compras de alimentos en supermercados se realizan con tarjeta de crédito, un récord histórico que refleja la dificultad creciente de las familias para afrontar gastos básicos sin recurrir al financiamiento.
El aumento del uso del crédito en la canasta básica
Según el informe, el uso de tarjetas de crédito para adquirir alimentos en supermercados creció significativamente, pasando del 39% al 46% en pocos meses. En contraste, el pago en efectivo descendió del 20% al 16% y las transacciones con tarjeta de débito cayeron del 34% al 27%. Mara Pegoraro, coordinadora del CentroRA, aclara que esta tendencia no responde a un aprovechamiento de beneficios o promociones, sino a la imposibilidad real de afrontar el pago al contado.
Martín Epstein, analista del Centro de Estudios para la Producción (CEPA), coincidió en Radio Rivadavia: “Por primera vez, casi la mitad de la compra de alimentos en supermercados se financia con tarjeta de crédito”. Este fenómeno se da en paralelo a una caída de ventas tanto en el mercado mayorista (34%) como minorista (28%) desde el inicio de la actual gestión gubernamental.
Un contexto que obliga a financiar la heladera
Los datos oficiales de mayo de 2025 confirman que las ventas en supermercados disminuyeron un 5% interanual, con una recuperación mensual que no supera el 1%. Los comercios de proximidad mostraron un mejor desempeño en la comparación anual (6,1%), aunque también registraron retrocesos mensuales (1,2%).
Pegoraro destaca la gravedad de financiar alimentos: “Pagar con tarjeta implica postergar el gasto en algo esencial, asumiendo una deuda para cubrir necesidades básicas”. Este escenario afecta particularmente al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde dos de cada tres hogares manifiestan dificultades económicas.
Inflación y presión sobre los precios
Mientras desde el gobierno se señala una cierta estabilización con incrementos mensuales de precios entre 1,5% y 2%, Epstein advierte sobre aumentos considerables detectados en la primera semana de agosto, que van del 3,5% al 9% en distintos productos alimenticios, según diversas consultoras.
El economista Orlando Ferreres prevé que la inflación de agosto podría superar el 2,5% e incluso acercarse al 3,5%. Además, Epstein recuerda la estrecha relación histórica entre la evolución del tipo de cambio y la inflación local: “Si el dólar continúa subiendo, los precios seguirán aumentando”.
Un escenario que preocupa a las familias
La combinación de un mayor uso del crédito para comprar alimentos, la caída del consumo y la persistente presión inflacionaria presenta un panorama complejo para la economía doméstica. Para muchas familias argentinas, financiar la compra de alimentos dejó de ser una opción para convertirse en una necesidad indispensable de supervivencia.