Denuncian que el Gobierno impulsa un “plan nuclear” que en realidad es una estafa: proyectos paralizados, entrega de recursos estratégicos y salarios por debajo de la línea de pobreza ponen en riesgo la soberanía energética y tecnológica del país.
Los trabajadores del sector nuclear salieron a denunciar con firmeza lo que consideran un “brutal proceso de entrega y vaciamiento” en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Según señalaron, bajo el disfraz de un “plan nuclear”, el Gobierno Nacional estaría impulsando lo que califican como “una estafa”: un esquema de negocios que se apropia del prestigio del organismo y de sus profesionales, mientras se ajusta a los empleados y se ponen en riesgo recursos estratégicos.
La situación más crítica se refleja en la paralización del proyecto CAREM, el primero de diseño íntegramente nacional, y en el avance hacia la privatización de la producción del reactor RA-10. A esto se suma la detención de la producción de agua pesada —clave para el funcionamiento de las centrales— para favorecer la importación, y el intento de entregar la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) a la empresa CANDU Energy.
Otra de las denuncias apunta a la cesión de minas de uranio en Mendoza y Santa Cruz a corporaciones extranjeras, mientras se impulsa la incorporación del reactor extranjero ACR-300, que hasta ahora sólo existe como una patente, en reemplazo de desarrollos nacionales. También remarcan que el gobierno busca privatizar NASA, la operadora de las centrales nucleares, lo que consideran un paso más en la “entrega de recursos, soberanía energética y tecnológica”.
En paralelo, los trabajadores aseguran que el personal de la CNEA atraviesa un duro congelamiento salarial que empujó a buena parte de la planta por debajo de la línea de pobreza. “No se puede alquilar, no se llega a fin de mes y se acumulan deudas”, expresaron. A eso se suman jubilaciones compulsivas que dejan áreas enteras acéfalas, sin pase a planta permanente para becarios y contratados, lo que lleva a muchos jóvenes profesionales a abandonar el organismo.
La precarización laboral, denuncian, se profundiza día a día, comprometiendo la continuidad de proyectos estratégicos en los que Argentina fue pionera en la región.
En ese marco, los trabajadores de la CNEA exigieron una recomposición salarial urgente, el pase a planta de becarios y contratados y el fin del proceso de vaciamiento y privatización que, según advierten, amenaza con desmantelar décadas de desarrollo científico y tecnológico en el país.