CRECE LA INTERNA EN LA CGT: LOS GREMIOS DUROS ADVIERTEN QUE HAY QUE DAR PELEA Y RECUPERAR AL PAIS CON UN ACUERDO

La conducción de la CGT atraviesa una interna cada vez más visible. La reciente y tardía convocatoria a movilizarse en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner terminó de evidenciar una fractura latente: los sindicatos más combativos, encabezados por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), comenzaron a cuestionar con fuerza la inacción del triunvirato que encabezan Daer, Acuña y Moyano (h).

El documento difundido por la UOM marcó un punto de inflexión. Bajo la consigna “Vienen por ella, vamos con ella”, el gremio liderado por Abel Furlán exigió un plan de lucha nacional, denunció el avance del lawfare y reclamó una CGT que abandone la comodidad para ponerse al frente de la resistencia popular. “La CGT no puede permanecer inmóvil”, dice el texto, que se viralizó entre los cuerpos de delegados de distintos sectores.

“La situación del país es crítica. La persecución a Cristina y la ofensiva del gobierno de Milei contra la clase trabajadora, la industria, la salud y la educación exigen una respuesta clara y sostenida. No se trata solo de la ex presidenta, se trata de un modelo de país”, declaró Furlán a Página/12. Y fue más allá: “No podemos tener una central obrera quieta, inmóvil. Tenemos que demostrar rebeldía contra este modelo”.

En efecto, la movilización de este miércoles en Plaza de Mayo —donde participaron más de 100.000 personas convocadas por movimientos sociales, organismos de derechos humanos y organizaciones políticas— dejó en evidencia el aislamiento de la cúpula cegetista. La CGT no adhirió a un paro ni movilizó masivamente. Apenas una columna reducida participó del acto, lo que despertó la crítica de muchos sectores gremiales.

El malestar no se limita a la UOM. Otros gremios ya comenzaron a alzar la voz. “La CGT tendría que haberse reunido desde el viernes, cuando los medios de la derecha empezaron a anunciar que Cristina iba a ir presa. Tendríamos que haber estado todos al lado de Cristina”, criticó Carlos Ortega, del Secasfpi. Y cargó contra el mecanismo de toma de decisiones: “No puede ser que tres o cuatro organizaciones elijan a la conducción. Necesitamos un sistema más democrático”.

En ese contexto, crece el reclamo de convocar a un Comité Central Confederal que permita discutir de forma federal y abierta un programa de acción frente al brutal ajuste. La propuesta no solo busca motorizar una agenda de lucha, sino también democratizar la CGT, ampliando la participación y quitando poder a los sectores más dialoguistas que, según sus críticos, actúan como sostén tácito del gobierno libertario.

El documento de la UOM no se detiene en el reclamo puntual por Cristina. También denuncia la emergencia social, la caída del salario real, el desempleo, el desguace de servicios públicos, la criminalización de la protesta y el avance represivo de las fuerzas de seguridad bajo el mando de Patricia Bullrich. “Es tiempo de transformar la preocupación en acción colectiva”, concluye el texto.

Furlán resume la situación con claridad: “El momento es grave y vivimos un tiempo histórico. Aunque algunos dirigentes no comulguen con Cristina, no podemos tener una CGT sin un plan de acción frente a la persecución política y la destrucción del país. Es una responsabilidad histórica”.

Mientras el triunvirato se resiste a salir de su zona de confort, los gremios más combativos comienzan a ganar terreno y capitalizar el descontento creciente en las bases. La CGT enfrenta así un dilema de fondo: renovar su liderazgo o seguir perdiendo representatividad en uno de los momentos más críticos para el movimiento obrero argentino desde el retorno de la democracia.