CALÓ CELEBRA LA NUEVA CGT: UNIDAD, CUADROS JÓVENES, PARIDAD Y MÚSCULO POLÍTICO PARA ENFRENTAR UN 2026 CLAVE

La renovación de la CGT dejó un congreso cargado de señales: integración de mujeres, dirigentes jóvenes preparados, equilibrio interno y un frente común listo para dar pelea en el Congreso ante una agenda legislativa que tendrá a la reforma laboral como eje. Antonio Caló, histórico referente de la UOM y figura respetada dentro de la central obrera, destacó la madurez del debate, la solidez de los nuevos cuadros y la responsabilidad colectiva para defender a los trabajadores en un país golpeado por despidos, desigualdad y ajustes que exigen unidad real y estrategia política.

En el movimiento obrero se respira un aire distinto. No solo por la reorganización interna de la CGT, sino por la sensación, cada vez más compartida, de que se ha puesto en marcha una nueva etapa. Una etapa que combina experiencia y juventud, y que apuesta a una estrategia gremial moderna, inteligente y firme frente a los tiempos complejos que atraviesan los trabajadores.

Antonio Caló, uno de los referentes más escuchados y respetados de la central, celebró públicamente la calidad del congreso confederal que definió a la nueva conducción, al que calificó como “un congreso democrático donde todo el mundo se pudo expresar”. El dirigente metalúrgico resaltó que los tres secretarios generales elegidos son compañeros inteligentes, brillantes y preparados, capaces de encarar esta etapa con la apertura que exige el presente.

Para Caló, la renovación de la CGT no es solo generacional, sino cultural. Destacó que los jóvenes dirigentes tienen la virtud de ser dialoguistas, formados y capaces de escuchar los consejos de quienes llevan décadas en el gremialismo. También valoró especialmente la creciente integración de mujeres en los espacios de decisión sindical: “Hace rato que venimos integrando a la mujer y es muy bueno que forme parte activa de la conducción”, celebró.

La mística del movimiento obrero también estuvo presente en su análisis. Caló recordó el emotivo cántico con el que los congresales ingresaron al plenario —“No venimos por la foto, no venimos por el café”—, un gesto que, según él, vuelve a dejar en claro que en la CGT se gana con dignidad y se pierde con respeto, pero que después “todos se encolumnan detrás de la decisión colectiva para enfrentar las dificultades que atraviesan los trabajadores”.

Las preocupaciones sociales ocupan un lugar central en la mirada de Caló. Advirtió que la política, a su juicio, dejó de lado a millones de argentinos afectados por la desocupación y la marginalidad, una problemática que considera indispensable abordar con una visión integral. “Si no los tomamos entre todos —gobierno, empresarios y movimiento obrero—, ¿qué va a ser de esa gente? Hay que incluirlos en el mundo del trabajo”, remarcó.

En este punto, el dirigente metalúrgico se mostró firme frente a la eventual reforma laboral. “Si una reforma me garantiza tres millones de trabajadores más, la hablamos. Ahora, si va a significar más despidos, no la acepto”, afirmó. Para Caló, cualquier transformación debe tener como eje la dignidad del empleo, la protección de derechos y la ampliación de oportunidades.

El dirigente celebró además que la CGT haya logrado frenar, por un voto, un proyecto que perjudicaba el financiamiento sindical, un episodio que demuestra —según él— que la articulación política de la central está funcionando. En este sentido, elogió el arribo de nuevos legisladores provenientes del movimiento obrero, entre ellos Hugo Moyano (hijo), a quien definió como “un cuadro bárbaro, bien formado y con principios claros”.

Caló insistió en que la CGT cuenta hoy con una cantera sólida de nuevos cuadros, aun cuando muchas veces “no se ve a simple vista”. Comparó la situación con las divisiones inferiores del fútbol: no todos llegan a primera, pero cuando la reserva funciona bien, el club tiene futuro. La organización, afirmó, está demostrando unidad y madurez, dos condiciones indispensables para el escenario político que viene.

Aun así, el referente de la UOM admite que la lucha que se avecina será “muy pesada”. Cree que el movimiento obrero deberá combinar las formas tradicionales de protesta con estrategias imaginativas, fomentando una comunicación fluida entre los distintos gremios. También llamó a reconstruir la estructura productiva del país con una mirada que incluya a los jóvenes, cuyo futuro —subraya— depende de la educación y la formación.

El balance, sin embargo, es optimista. Para Caló, la CGT está avanzando con seriedad, cohesión y un espíritu de responsabilidad que será clave para afrontar el debate legislativo y las tensiones que derivan de la situación económica. “El país es para todos —concluyó—. Y el movimiento obrero, como tantas veces en la historia, va a estar a la altura de lo que los trabajadores necesitan”.

La central obrera, renovada y fortalecida, se prepara así para una etapa decisiva, con el convencimiento de que la unidad, los cuadros jóvenes y el compromiso social serán los pilares de su protagonismo en los meses por venir.