El ex presidente de la petrolera advirtió sobre decisiones que, según su visión, distorsionan los balances, debilitan el rol estratégico de YPF y ponen en riesgo activos clave. Lo hizo durante la apertura de la Diplomatura en Energía y Soberanía de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
El ex presidente de YPF, Pablo González, trazó un diagnóstico severo sobre la situación de la principal empresa energética del país y cuestionó con dureza el rumbo adoptado por el Gobierno de Javier Milei en materia de política energética. Según planteó, las decisiones recientes responden a una lógica de ajuste y desmembramiento que contradice el carácter estratégico que debería tener YPF para el desarrollo nacional.
Uno de los ejes centrales de su exposición fue el impacto del Plan Andes y el desprendimiento de las denominadas áreas maduras. González explicó que la gestión de 2023 absorbió en su balance un costo contable derivado de normas internacionales, aun cuando la decisión de vender y desvalorizar esos activos fue adoptada posteriormente. Esa situación provocó que medidas tomadas en 2024 tuvieran efecto retroactivo sobre el ejercicio anterior, generando un resultado negativo que, a su entender, no refleja el desempeño real de la compañía.
En ese sentido, sostuvo que sin ese ajuste contable, la gestión 2023 habría cerrado con resultado operativo positivo, lo que —según remarcó— deja en evidencia que el deterioro exhibido responde más a decisiones políticas que a problemas de eficiencia. Para González, se trata de una maniobra que “construye un relato de fracaso” para justificar un cambio de modelo alineado con la lógica del mercado y el retiro del Estado.
El ex titular de YPF también puso en cuestión los resultados presentados por la actual administración. Advirtió que los números positivos de 2024 se lograron con un fuerte aumento del gasto y mayores pérdidas operativas, lo que relativiza la solidez de la mejora y expone una estrategia orientada a mostrar balances favorables en el corto plazo, aun a costa de comprometer la sustentabilidad futura.
Otro punto crítico fue la política de venta de activos estratégicos, como Profertil, Metrogas y Manantiales Behr. En particular, González alertó sobre el desprendimiento de Profertil, una empresa clave para la producción de fertilizantes, la sustitución de importaciones y la generación de divisas. “No es solo una empresa, es una herramienta de soberanía productiva”, señaló, al cuestionar la lógica de desinversión impulsada por el actual gobierno.
El análisis incluyó además la evolución de la deuda neta, el nivel de apalancamiento y la trayectoria de las inversiones de YPF en la última década. González defendió el proceso de inversión sostenida en Vaca Muerta y advirtió que sin una empresa integrada y con espalda financiera, proyectos estratégicos como el GNL quedan subordinados a intereses privados y a la volatilidad del mercado internacional.
A modo de cierre, el ex presidente de YPF fue categórico: el camino que propone el gobierno de Milei implica reducir a YPF a una empresa comercial, despojándola de su rol histórico como motor del desarrollo energético y productivo. “Cuando se pierde la mirada estratégica, se pierde soberanía”, afirmó, al sostener que el debate energético no es técnico ni contable, sino profundamente político.
Las definiciones fueron realizadas durante la apertura de la Diplomatura en Energía y Soberanía de la UMET, ante un auditorio colmado de estudiantes, docentes y referentes del sector. En ese ámbito académico, González llamó a recuperar una visión de largo plazo para la energía argentina y advirtió que las decisiones que hoy se toman tendrán consecuencias estructurales en el futuro del país.