En un clima marcado por la necesidad de reconstruir consensos básicos para el desarrollo, este jueves por la tarde se realizó en el Campus Miguelete de la UNSAM un encuentro que buscó algo tan simple como infrecuente: que el capital y el trabajo discutan, frente a frente, cómo diseñar un modelo de país que combine producción, empleo digno e inclusión social.
La actividad, titulada “Diálogos Productivos”, reunió a dos voces representativas de mundos que conviven en tensión pero también en complementariedad. Por el lado sindical, participó Sergio Escalante, secretario general del STIA y una de las figuras centrales de la CGT Regional San Martín. Con una trayectoria que nació en la línea de producción, Escalante volvió a insistir en que la reindustrialización no es un concepto abstracto sino la condición necesaria para que la Argentina vuelva a generar trabajo genuino.
Desde el sector empresario intervino Diego Achilli, ingeniero industrial y referente pyme de Tres de Febrero, quien planteó que la industria nacional “sólo podrá crecer si el país recupera un horizonte común entre quienes invierten y quienes trabajan”. Achilli destacó el rol de las pequeñas y medianas empresas como motor del empleo y sostuvo que “la justicia social también se construye con un entramado productivo sólido”.
La conversación fue moderada por Matías Maito, director del CTEyD-UNSAM, quien ordenó la discusión alrededor de un eje central: cómo articular una estrategia de desarrollo que permita sostener el proceso de reindustrialización sin dejar a ningún sector afuera.
A lo largo del intercambio se repasaron desafíos y coincidencias. Hubo críticas a la volatilidad económica, advertencias sobre la fragilidad del empleo formal y planteos empresariales sobre la necesidad de reglas claras. Pero también emergió un punto común: sin diálogo social, inversión y políticas públicas estables, el país no podrá salir del ciclo de crisis que afecta tanto a trabajadores como a empresas.
El encuentro se desarrolló en la Sala de Reuniones del IDAES con la participación de estudiantes, dirigentes gremiales, empresarios y referentes académicos que siguieron con atención la discusión. La fecha –27 de noviembre a las 18.30– quedó como el punto de partida de una agenda que, según anticiparon los organizadores, buscará repetirse para ampliar el debate y sumar nuevas miradas.
Al cierre, los participantes coincidieron en que tender puentes no es un gesto simbólico, sino una necesidad urgente para encarar un futuro donde producción, empleo e inclusión dejen de ser consignas y se conviertan en políticas sostenibles.