(Por Jorge Rachid) – Desde San Martín enfrentando a Rivadavia, que quería volcar el ejército libertador a las luchas intestinas del poder, tuteladas por el puerto de Buenos Aires, mercantil, contrabandista, estafador, intentando consolidar el camino colonial anglosajón.
Esto sucedía mientras los Patriotas combatían al colonialismo español, sin embargo hasta los caudillos federales masacrados por los vencedores de Caseros, eran parte de esa lucha emancipadora, sin embargo hubo una pugna por el relato, asociada a la disputa por el poder.
Quienes desde las incipientes oligarquías propugnaban, desde el manejo administrativos de Gobierno la rápida consolidación de sus negocios, al amparo de un nuevo colonialismo, enfrentaron desde los albores de la Patria a aquellos caudillos federales que defendían sus pueblos y su comercio, desde el 1570 cuando la Madre de ciudades, Santiago del Estero ya comenzaba a consolidar identidad de pueblo.
Los Patriotas eran santiagueños desde la colonia, como jujeños, salteños, cordobeses, tucumanos que fueron forjando memorias compartidas y pertenencia de pueblo, desde antes de Mayo y de Tucumán años después.
Eran las luchas de la Patria contra el coloniaje, como el de Carlos María Alvear, que combatió a José Gervasio Artigas, entregando la provincia oriental a los portugueses, quienes de la mano de los ingleses fueron fragmentando la Patria. Fueron épicos los enfrentamientos de Saavedra con Moreno, de Rivadavia con Facundo, de Mitre con Chacho Peñaloza entre otros.
Se definían en la pugna de dos modelos de Patria, que se mantiene hasta hoy en la actualidad, entre la soberanía y la claudicación nacional y la entrega colonizadora a intereses extranjeros.
Lucha que fue expandida a Latinoamérica, por impulso de Inglaterra en su proceso de balcanización de la región, asegurando su dominio económico y político. Ese tutelaje llevó a la tragedia al pueblo paraguayo, protagonizada por la Triple Alianza o Infamia, de Brasil, Uruguay y la Argentina de Mitre, quienes no dudaron en terminar con la mayor expansión soberana de Paraguay, con industrias, ferrocarriles, textiles que competían con Manchester.
Como hoy en nombre de la “libertad”se concretó la masacre de un pueblo heroico, que luchó por su dignidad hasta el último hombre, que manchó indignamente la historia argentina y marcó durante un siglo la dependencia argentina con Inglaterra.
El enemigo colonizador siempre intenta arrasar la historia, destruyendo esa conciencia compartida del pueblo, que se transmiten de generación en generación, en forma oral familiar y en la socialización necesaria de los niños, en su Comunidad que les otorga identidad, que en nuestro caso, es el sincretismos de las subjetividades, desde pueblos originarios a mulatos, negros, zambos, criollos e inmigrantes que conforman una cultura de Patria Grande.
Esa conformación social se traslada a la política como herramienta de construcción de modelos, sociales y económicos. confrontando a los del coloniaje, que intenta sumirnos en una supuesta “periferia”, que no existe, ya que un pueblo soberano no puede ser periférico de ningún poder imperial.
Esa mirada comienza a dar ejes para las luchas actuales, que siguen el mismo camino de sumisión colonial con actores diferentes. El “enemigo” que sí existe, aunque en términos democráticos, no se lo pronuncia, por ser “políticamente correcto” no identificarlo con claridad, lo cual debilita la fortaleza del Movimiento Nacional y Popular, que comienza entonces a canibalizarse, en luchas intestinas que son funcionales al enemigo por fragmentar, dividir la lucha a demandas sectoriales, parciales que no conforman una disputa por el poder real.
Los músculos de la Patria se fortalecen en sus convicciones como Comunidad Organizada, en la organización de colectivos que permiten objetivos de conjunto, que siempre son estratégicos e identifican el rumbo a desplegar y el enemigo al cual aislar, frente a los intentos de domesticación del poder real de mundo Unipolar, que nos reduce a una mirada parcial, sesgada, manipulada del mundo llamado “occidental y cristiano”, tan occidental como Japón y tan cristiano como Israel.
Esa alianza geopolítica de EEUU, Israel, Inglaterra, la UE y la OTAN que son sólo una parte pequeña frente al mundo Multipolar, volcado al Oriente tanto comercial como políticamente, que es mayoritario con 6500 millones de personas de 8000 millones de la Humanidad, nos marca la información y la agenda, como ejercicio de dominación sobre Latinoamérica.
Hoy en Argentina estamos sufriendo ese proceso de desmantelamiento del Estado, que viene asociado a la entrega de la soberanía nacional, a partir de un gobierno como el de Milei que se ha caracterizado, por expresar lo más patético del lacayismo, que lleva a la Patria a su desaparición, tal cual la conocemos, al persistir en un proceso de colonización creciente de EEUU e Israel.
El pueblo argentino, como todos los pueblos del mundo, tiene tiempos históricos de conformación de conciencia colectivos de lucha: “siempre es lento en su andar construyendo su historia”, lo cual no siempre acopla con los tiempos biológicos, finitos de quienes desde la militancia política, quieren forzar los tiempos.
De ahí la necesidad de reafirmar, que la lucha por la Patria es superior a cualquier otra prioridad, porque es la lucha de liberación del pueblo mismo y la posibilidad de construir un modelo de justicia social, biocéntrico y con esfuerzos para reconstruir la Patria Grande latinoamericana, que nunca debió dejar de ser, el UNASUR de Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Lula Da Silva, que fue desarticulado por el enemigo colonizador EEUU, en su momento desde Trump, Bolsonaro y Macri que manipulado por la OEA conducida por Almagro, que traicionó su mejor historia al lado del Pepe Mujica, figura enorme y trascendente de nuestra historia reciente.
Milei es la expresión patética de una avanzada creciente de colonialismo cultural, económico, político nacional e internacional, asociado a las peores experiencias brutales e inhumanas como la masacre Palestina del Genocidio de Gaza y que ha dejado a nuestro país en la peor situación internacional, al borde mismo de una guerra que puede ser global y termonuclear.
Entonces la lucha política de hoy, es patriótica, recuperando esa identidad que pretende ser arrebatada, convocando no sólo por sectores sino por ejes comunes a la mayoría del pueblo argentino, como son educación pública, salud pública, seguridad social plena desde el Estado, ampliando derechos y preservando los recursos naturales, objetos del apetito imperial todos esos ejes de la voracidad.
No es peronismo antiperonismo, ni kirchnerismo a no, es Patria o Colonia una vez más el camino de la lucha por la liberación nacional, convocando, ampliando, escuchando, organizando, militando la Patria con pasión adolescente, ya que la historia la escriben los pueblos y quedan grabadas en la memoria colectiva de las futuras generaciones, de manera imperceptible, pero siempre presente: primero la Patria.
JORGE RACHID
CABA, 19 de septiembre de 2025
BIBLIOTECA
Norberto Galasso: La historia Argentina Ed. Colihue
Fermín Chávez: Epistemología de la periferia Ed. Sudestada
Mario Casalla: Perspectivas de América Latina Ed. Octubre