DAER CRUZÓ DURO A CRISTINA Y EXPUSO EL DESGASTE DEL KIRCHNERISMO EN EL PERONISMO

El cosecretario de la CGT calificó de “inadmisible” el festejo de Cristina Kirchner tras la derrota electoral y marcó distancia del estilo que divide al movimiento. Defendió el rol responsable de la central obrera y fijó posición ante la reforma laboral que impulsa Milei.

La noche del domingo dejó imágenes que el peronismo todavía digiere. Mientras en el búnker de Fuerza Patria reinaba el desconcierto, Cristina Kirchner salió a bailar en el balcón de su departamento en Constitución. Ese gesto, leído como una provocación dentro del propio espacio, encontró una respuesta inmediata y contundente: “Una cosa es saludar, y otra es bailar”, disparó Héctor Daer, cosecretario general de la CGT.

El dirigente sindical no disimuló su enojo ni su sorpresa. “No lo podía creer, estábamos perdiendo una elección. La interpretación del baile no es la correcta”, sostuvo en declaraciones a Radio Con Vos. Con tono firme, pero sin estridencias, Daer expresó lo que muchos en el peronismo comentan en voz baja: que la exvicepresidenta quedó descolocada frente a la derrota y desconectada del sentir popular.

Desde su rol al frente de la CGT, Daer remarcó que el movimiento obrero debe asumir una postura distinta, de madurez política y responsabilidad institucional. “Estamos en momentos delicados, personales y políticos. Hay que reconstruir desde la sensatez, no desde la gestualidad vacía”, deslizó, en una frase que sonó como una lección dirigida al cristinismo.

En paralelo, el sindicalista aprovechó para marcar límites claros frente al gobierno de Javier Milei, pero sin caer en el extremismo. Anticipó que la CGT no avalará una reforma laboral regresiva: “Si es progresiva es una cosa, pero si es para ceder derechos, no habrá negociación de ningún tipo”. Así, la central obrera se posiciona como un actor de equilibrio entre la oposición dispersa y un oficialismo que busca avanzar sobre los derechos de los trabajadores.

Daer dejó entrever también una autocrítica hacia la conducción política del espacio, al señalar que “la elección no fue catastrófica, pero hubo errores graves de conducción”. Atribuyó parte de la derrota a la “extorsión mediática y económica” de Donald Trump, pero no esquivó la responsabilidad interna: “Nos faltó inteligencia para interpretar el momento”.

Mientras tanto, las críticas hacia Cristina Kirchner se multiplican dentro del peronismo federal. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, fue uno de los más duros al ironizar: “Siga bailando tranquila en su balcón y devuélvales los PJ intervenidos a sus legítimas autoridades”. Su enojo tiene fundamento: el kirchnerismo perdió todo en su provincia, tras una intervención partidaria ordenada por la exmandataria que desató fracturas locales.

La CGT, por su parte, busca preservar su papel como garante de estabilidad social en medio del caos político. Con Daer a la cabeza, la central sindical pretende marcar una diferencia frente a los gestos de frivolidad y las peleas internas que hoy debilitan al peronismo. “No es tiempo de bailes, es tiempo de reconstruir”, dicen cerca del dirigente.

Así, mientras Cristina Kirchner insiste en una retórica que divide, Héctor Daer emerge como la voz racional del peronismo sindical. Y en ese contraste, queda expuesto un signo de época: el fin del liderazgo de los balcones y el regreso del pragmatismo que alguna vez le dio identidad al movimiento obrero argentino.