(Fuente Iprofesional/ Alejandro Di Biasi) – Mientras Javier Milei insiste en imponer una reforma laboral a la medida de los grandes grupos económicos, la CGT respondió con un duro pronunciamiento. La central obrera calificó la iniciativa como “regresiva e inconsulta”, advirtió sobre el riesgo de profundizar la pobreza y reclamó un verdadero diálogo social. El mensaje lleva la firma de Gerardo Martínez, que emergió como la voz más fuerte del sindicalismo frente a un gobierno que —según dicen en Azopardo— “no habla de trabajo ni de salarios”.
Frente a la decisión del Gobierno nacional de avanzar con una nueva reforma laboral, la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT) expresó su “enérgico rechazo” a la iniciativa, al considerar que “ratifica el Decreto 70/23 en su capítulo laboral”, una medida que ya había sido cuestionada y judicializada por la central sindical.
La declaración, publicada por Alejandro Di Biasi en iProfesional, tuvo una doble lectura: por un lado, la CGT está próxima a renovar su Consejo Directivo el 5 de noviembre; por otro, el secretario de Relaciones Internacionales, Gerardo Martínez, integra el Consejo de Mayo, donde se reactivó el debate sobre la reforma.
Martínez no se guardó nada. Recordó que “la pobreza no es un fenómeno natural”, y que precisamente por eso existen el salario, los derechos fundamentales del trabajo y la justicia social. “Los sindicatos somos la voz organizada de la demanda”, afirmó, y advirtió que “el país no puede desarrollarse empobreciendo a sus trabajadores”.
El titular de la UOCRA apuntó directamente al corazón del modelo libertario: dijo que la política económica actual “carece de rumbo”, que “no prioriza el crecimiento sostenido con eje en el trabajo y los salarios” y que eso “retrasa cualquier posibilidad de progreso y priva a miles de argentinos de un empleo digno”.
Aunque muchos lo mencionan como posible nuevo secretario general de la CGT, Martínez prefiere mantenerse al frente de su gremio y de sus funciones en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde una reforma regresiva como la que impulsa Milei “no sería bien vista”.
Por eso, el dirigente fue contundente: “Ningún país crece empobreciendo a sus trabajadores”. Bajo los lemas #Basta y #NiUnPasoAtrás, la CGT reafirmó su rechazo a cualquier intento de recortar derechos conquistados durante décadas.
Aun así, el documento no se cerró al diálogo. Martínez pidió construir un “diálogo social, efectivo y transparente”, e instó a que la verdadera modernización del mercado laboral argentino “se oriente al fortalecimiento de las PYMES, la industria nacional y las convenciones colectivas libres”.
El texto también defendió a las pequeñas y medianas empresas como “motor del empleo y del desarrollo regional”, y señaló que “no son las regulaciones laborales las que afectan la competitividad, sino la falta de políticas económicas que generen condiciones reales para la inversión productiva”.
Además, la CGT rechazó el concepto oficialista del “costo argentino”, y responsabilizó al “mal manejo de la política tributaria y cambiaria” por los desequilibrios económicos. “El salario no tiene incidencia en el costo argentino”, sostuvo Martínez, y aseguró que el fortalecimiento de la negociación colectiva es la “llave maestra” del desarrollo con equidad.
Finalmente, la central obrera convocó a un “pacto productivo” que impulse la generación de valor agregado, la capacitación y la formalización del empleo. “Queremos una Argentina productiva y exportadora, que recupere la agenda del desarrollo desde el trabajo digno, con inclusión, solidaridad y justicia social”, cerró Martínez.
En Azopardo aseguran que no hay dudas: si Milei persiste en gobernar sin diálogo ni consenso, los gremios volverán a ocupar las calles.