LA CGT SE MOVILIZA EN SAN CAYETANO CONTRA EL AJUSTE: UN CLAMOR POR LA JUSTICIA SOCIAL

En un clima social cada vez más tenso y atravesado por las consecuencias del brutal ajuste económico impulsado por el gobierno de Javier Milei, la Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó su convocatoria para este próximo 7 de agosto, día de San Cayetano, con una masiva movilización que tendrá como eje el reclamo por trabajo digno, justicia social y dignidad para los sectores más golpeados por la crisis.

La fecha, históricamente cargada de simbolismo para el movimiento obrero argentino, volverá a convertirse en una jornada de lucha. Bajo la consigna “Paz, Pan y Trabajo”, gremios, movimientos sociales y organizaciones sindicales confluirán en una misma marcha hacia el santuario de Liniers, visibilizando el deterioro acelerado de las condiciones de vida de millones de argentinos.

Desde la central obrera apuntaron directamente contra el modelo libertario que promueve el gobierno nacional: “El ajuste no lo están pagando ‘la casta’, lo está pagando el pueblo”, señalaron en un comunicado reciente, denunciando el aumento del desempleo, la precarización laboral, el derrumbe del poder adquisitivo y el desmantelamiento del Estado en áreas clave como salud, educación y políticas sociales.

“Este 7 de agosto vamos a marchar por los que no llegan a fin de mes, por los jubilados que eligen entre comer o comprar medicamentos, por los trabajadores que hoy están en la pobreza aunque tengan empleo”, sostuvo uno de los referentes cegetistas, quien además remarcó que “la justicia social no se negocia”.

La movilización también contará con la participación de organizaciones territoriales y de la economía popular, que denuncian el congelamiento de programas sociales, la eliminación de recursos para comedores comunitarios y el abandono de los barrios populares.

A contramano del discurso oficial que celebra “el déficit cero” como un logro técnico, desde la CGT alertan que la recesión, la caída del consumo y el cierre de miles de pequeñas empresas y comercios están dejando un tendal de exclusión y desesperanza.

La marcha del 7 de agosto se perfila, así, como un nuevo punto de inflexión en el conflicto social en curso. Una CGT que se planta, convoca y exige: el trabajo no es un privilegio, es un derecho. La justicia social, una bandera que no se entrega.